¡Hola mustélidos!
Hoy venimos a hablaros de un problema del que seguramente muchos de vosotros ya estáis al corriente, las TOALLITAS HÚMEDAS. Y os traemos también nuestro pequeño experimento de demostración (es la parte que más nos ha gustado, hemos de confesarlo).
Pongámonos en antecedentes. El WC es un desagüe creado y diseñado para el arrastre única y exclusivamente de las aguas negras. De un tiempo a esta parte se ha desfigurado un poco su utilización, se ha convertido en un gran cubo de basura donde todo tiene cabida, ya que con simplemente presionar un botón todo desaparece de nuestra vista y el problema ya será de otro. De esto vamos a hablar hoy, de una de esas cosas que se tiran y no se deberían tirar al WC.
Las tan polémicas toallitas hasta hace unos años todo el mundo tenía claro que no podían tirarse al WC ya que producían atascos en el inodoro (los daños y problemas se sufrían en casa), y en los paquetes venía indicado que se debían desechar en la papelera para evitar problemas. Hasta este punto todo correcto, o más o menos correcto, porque siempre ha habido desaprensivos que haciendo caso omiso a las indicaciones seguían usando el WC como papelera, ¡CRASO ERROR! Pero esto hemos de achacarlo a un problema de concienciación de la sociedad, que no es poco.
El mayor de los problemas surge cuando los fabricantes de toallitas deciden poner en sus productos que sí se pueden tirar al WC porque son biodegradables (pese a la gran contradicción que supone que también digan en el mismo paquete que son resistentes).
Definición de biodegradable: Que puede descomponerse en elementos químicos naturales por la acción de agentes biológicos, como el sol, el agua, las bacterias, las plantas o los animales.
Esto vendría a significar que ¿las toallitas que se desechan por el WC al llegar a una depuradora no deberían ser más que moléculas de elementos químicos? Me parece que todos los que leemos este post, estamos de acuerdo en que NO, eso no sucede.
Ahora vamos demostrar que las TOALLITAS NO SE DEBEN TIRAR AL WC.
No queda muy claro cuál es el material del que están hechas las toallitas, pero el caso es que es resistente, como bien anuncian en los paquetes, ya que al estar húmedas deben ser más fuertes que el papel higiénico, que de momento se rompería. ¿Qué es lo que pasa cuando “mágicamente” desaparecen de nuestra vista en el inodoro?
Lo primero que está pasando es que se han desperdiciado 6 litros de agua. Sí, porque como viene indicado en el paquete se especifica que debe usarse el botón de descarga completa de la cisterna. Otro punto que nos hace desconfiar de la susodicha degradabilidad es que pongan que sólo se pueda desechar una toallita por descarga, ¿esto a qué se debe? Antes las toallitas eran más grandes, como las que se usan para bebés, pero ahora les han reducido el tamaño. De modo, que con estas dos recomendaciones evitan que se atasque el inodoro. Han evitado que el problema se dé en casa.
También se añade que no deben tirarse ni a WC con trituradoras ni a fosas sépticas. Más sospechas.
Pero sigamos aguas abajo por las tuberías. ¿Cuánto tarda el agua de la cisterna en llegar a la Depuradora de Aguas? Unos 20 minutos, pongamos en caso extremo 1 hora. ¿Creéis que en ese tiempo la toallita “desaparece”? ¿Llegará a la Depuradora? Hagan sus apuestas, pero esto es lo que se ve en el foso de entrada de agua de una depuradora:
Sí, todo eso que parece un gran trapo blanco, son toallitas, cientos de toallitas. En el trayecto por las tuberías se van enganchando unas con otras y cuando llegan a la EDAR ya son un “trapo gigante” que atasca los sistemas y son actualmente el grave problemas en las Depuradoras, ya que cuando se diseñaron, no se contó con este residuo, ya que NO DEBERÍA FORMAR PARTE DE LAS AGUAS RESIDUALES.
Desde aquí proponemos que sean los fabricantes de toallitas “Biodegradables” quienes limpien las depuradoras, a ver si así dejaban de engañar a la sociedad. Aunque también por supuesto la sociedad se deja engañar creyéndose todo lo que lee. Y como por supuesto, todo esto no es más que una lectura, os invitamos a que hagáis un sencillo experimento para comprobar la degradabilidad/resistencia de las toallitas que tengáis por casa.
Nosotros mismos hemos realizado el experimento y aquí os lo mostramos. Utilizamos una toallita húmeda en cuyo paquete se especifica que sí se pueden tirar al WC. La metemos en un cubo con agua lo más caliente posible (lo máximo que daba el grifo, en las manos quemaba). Durante los primeros 30 minutos estamos removiendo la toallita con un palo. ¿Por qué hacemos esto? En el trayecto por las tuberías se va chocando con las paredes, con los cambios de dirección; la propia materia orgánica que lleva el agua da un poco de calor, hay otros productos en el agua…Sabemos que no son las mismas condiciones, pero son comparables. Aquí solo tenemos agua y la toallita, pero tenemos el agua muy caliente y removemos a conciencia.
Tiempo 0 minutos, agua caliente.
A la media hora de estar la toallita en remojo y removiendo ya ha perdido parcialmente su forma rectangular, pero sigue siendo muy muy consistente, y debido a la cantidad de agua que absorbe pesa muchísimo.
Tiempo 30 minutos, removiendo.
Seguimos removiendo, pero ya más espaciado en el tiempo. Recordemos que realmente a estas alturas (hora y media) la toallita ya habría llegado a la Depuradora, aquí deberíamos finalizar el experimento. Pero tenemos ganas de saber hasta dónde llega.
Tiempo 1.30 hora.
A la mañana siguiente la toallita sigue prácticamente igual.
Tiempo 10 horas.
Tras 24 horas como podéis ver sigue siendo una maraña blanca poco degradable.
Tiempo 24 horas.
Pasadas 48 horas nos hemos cansado de remover y damos por finalizado el experimento. Como hemos ido removiendo de vez en cuando ahora más que una toallita parece una cuerda, llega a medir 1.30 metros y sostiene un lapicero de 173 gramos. Resistente era, en eso al menos sí que han sido sinceros los fabricantes.
Tiempo 48 horas
Todo esto podría solucionarse tirándolas a la papelera, donde tan solo ocupan el volumen de una nuez.
Con un simple gesto podrían conseguirse tres cosas: evitar atascos en desagües, facilitar el trabajo de las depuradoras y reducir la contaminación de los ríos.
Con esta indignación esperamos que esto sirva para algo. Que no nos dejemos engañar por un fabricante que al fin y al cabo solo busca hacer negocio, seamos más inteligentes que ellos, pensemos.
L.R.G.