Hace unas semanas estuvimos en la Dehesa del Camarate, también conocido como el “bosque encantado”, y es que en ciertas épocas del año esta parte del PN de Sierra Nevada parece salida de un cuento, naturalmente no podíamos esperar menos del mejor bosque mixto de la provincia de Granada.
Tras dejar el coche en Lugros y preguntarle a un lugareño por donde debíamos conducir nuestros pasos, comenzamos nuestra andadura por un sendero ascendente que nos sirvió para calentar más que bien, y así, paso a paso, llegamos hasta el Horcajo del Camarate, donde una cancela que prohibía el paso de vehículos y unas cuantas moras que nos esperaban en las zarzas, nos daban la bienvenida a un lugar que prometía no dejarnos indiferentes.
Traspasamos la pequeña puerta lateral y nos encontramos la primera sorpresa, unaermita semiderruida que aún conservaba parte de su belleza, como no, nos hicimos la pertinente foto para inmortalizar el momento, y sin más dilación pusimos nuevamente nuestras botas en marcha para adentrarnos en un bosque que realmente resultó ser mágico, ante nuestros ojos cerezos, robles, arces, agracejos, serbales, quejigos… nos empezaban a regalar un mosaico de rojos, ocres, anaranjados, amarillos y verdes que resultaba ser un verdadero espectáculo para los sentidos. Acompañados de los cantos de distintas aves, como carboneros, reyezuelos, pitos reales, arrendajos y un grupo de cuatro trepadores azules que nos deleitaron con sus juegos, nos dejamos absorber por el encanto de aquel bosque sin parangón, un verdadero paraíso para los fotógrafos que nos acompañaban que ya no sabían hacia dónde dirigir sus objetivos.
A mitad de camino y para continuar con la magia del lugar, tuvimos la suerte de contemplar a una vaca que acababa de dar a luz y a “lametones” mimaba a su ternerillo sin dejar de vigilar a su alrededor, vayamos a que se acerque alguien con malas intenciones… unas horas después habíamos llegado al Cerro del Carnero donde se bifurcan varios caminos, allí hicimos parada para comer, y tras reponer fuerzas decidimos dejar a un lado el camino que sube al antiguo tentadero y coger el que lleva al Cortijo del Camarate, zona por la que paseamos durante un rato a la vera del río entre castaños, cuyos frutos nos echamos al bolsillo hasta que llegó el momento de pensar en la vuelta… después de una pequeña aventura campo a través recuperamos un sendero que nos dejó a los pies de un gran árbol junto a la ermita, que al igual que nos dijo “hola” a la entrada nos decía ahora un “hasta luego”, porque sin duda la Dehesa del Camarate es un lugar al que merece la pena volver…
Cortijo del Camarate y vistas desde el mismo.
C.G.R.